No me lo creo aún Ramón. Me he quedado muy vacío con tu temprana partida. Teníamos muchas cosas que contarnos todavía, muchas confidencias, nos quedaban cosas pendientes por seguir viviendo juntos…
No hemos tenido oportunidad de despedirnos pero quiero, con estas líneas hacerlo, como a ti más te gustaba, por medio de la palabra escrita. ¡Hombre!... no me pidas que lo haga con la misma brillantez que tú lo haces pero quiero…. me apetece hacerlo así.
Me imagino en una de esas muchas mañanas que me llamas y me dices: “¿Desayunamos juntos? En diez minutos te recojo”. Y puntual como siempre, te presentas en mi despacho de AFAS y juntos, siempre en tu coche, nos vamos a D. Gelato…. “Candi: descafeinado de máquina con leche y tostada con mantequilla y mermelada”. Y allí con el aroma del café, nos ponemos a hablar de nuestras cosas. Pero en esta ocasión, Ramón, me vas a dejar a mí que te diga algunas cosas que, en numerosas ocasiones hemos hablado, pero que nunca te las he dejado tan claras como te las voy a decir hoy, quizás por aquello que comentamos en ocasiones de que tú y yo nos entendemos y sabemos lo que nos pasa al uno o al otro casi sin hablar.
Voy a empezar por lo más fácil para mí, que es obligado y, sobre todo, muy sentido, que es darte las GRACIAS. Sí, las gracias con mayúsculas porque no sabes lo importante que has sido para mí en mi vida y en mi trayectoria personal y profesional. Siendo yo un chaval, recién salido del cascarón, confiaste en mí para que formase pareja con nuestro querido amigo Paco Ferrer en el gabinete de Alcaldía de este pueblo al que ambos queremos y amamos. Juntos los tres hicimos un equipo increíble, equipo al que un poco más tarde se unió el Oso (¡qué bueno también Carlitos de la Osa!). No te puedes imaginar, Ramón, todo lo que aprendí de ti en esta inolvidable etapa de mi vida. Tu espíritu de superación, tu gran capacidad de trabajo, tu ocupación y preocupación por las personas, tu saber estar, tu filosofía de la vida, tu amor y pasión por Tomelloso y, sobre todo, tu forma de cultivar, de valorar y de enriquecer a diario el valor de la amistad. Por todo ello, GRACIAS.
La política… ¡Ay la política! ¡Cuánto bien y cuánto mal te ha hecho, Ramón! Sabes que lo hemos comentado en infinidad de ocasiones… vamos, que no hay encuentro o conversación que tengamos donde no salga el tema de la política. Tú eres un animal político, sabes que te lo he repetido esto muchas veces. Para mi, aunque está mal que yo lo diga, el mejor Alcalde que ha tenido nuestro pueblo… sin ningún género de dudas. Fomentaste y siempre defendiste una nueva forma de hacer política, una política de auténtico servicio público, una política en la que los valores fundamentales fuesen la cercanía con las personas, el consenso, la legalidad, la ética, la participación y, sobre todo la solidaridad y el humanismo. En tu discurso… cuando te entregaron el merecidísimo título de Viñador de Honor, en el 2016, decías que “la política debe hacer más felices a los ciudadanos, debe aliviar sus cargas y sus agobios, especialmente a quienes menos medios tengan”. Pero todos estos valores que llevaste hasta el extremo en toda tu trayectoria política, te jugaron al final una mala pasada. Al final la política, esa a la que querías y a la que quieres tanto, te hizo daño hasta el punto de que tuvieras que abandonar el barco antes de lo que a ti te hubiese gustado. ¡Qué pena Ramón! ¡Qué gran político perdimos cuando decidiste apartarte de ese mundo!
Pero la sociedad te recuperó para esa otra gran pasión que has tenido siempre, que es la de la docencia. Cuántos cientos y cientos de alumnos habrán pasado por tus manos. Yo no tuve ese placer pero me hubiese encantado estar en una de tus clases. Ramón, te reinventabas… no había día que no innovases nuevas cosas para que tus alumnos aprendiesen a “Saber ser” y a “saber estar”, para, como tú bien dices muchas veces, y has escrito en algún que otro artículo, se desenvolviesen en sus vidas como personas íntegras, independientemente de si sacaban mejores o peores notas. Ramón, has formado a muchas personas en la vida en las que has dejado una huella imborrable. De esto tienes motivos para sentirse más que orgulloso.
Y no te digo nada de lo mucho que te has sacrificado por tu familia, desde tu más tierna infancia hasta el día de hoy. Eres un nieto, un hermano y un hijo ejemplar, un marido extraordinario y un padre de dos bellísimas personas a las que has inculcado tus valores, tu forma de ser y tu forma de ver la vida. Bien que puede presumir tu familia de ti vayan por donde vayan.
Y tus amigos… no hay rincón de este País donde no tengas alguna amistad. ¿Te acuerdas cuando hace poco me dijiste que quedaste de un día para otro con unos antiguos compañeros tuyos en Cuenca, y que lo pasasteis genial después de un porrón de años que hacía que no os veíais? Cuidas mucho a tus amigos, Ramón… nos cuidas mucho, y en cada uno de ellos dejas también una marca que no se puede olvidar. Todos te recuerdan con un cariño especial. ¡Te haces de querer!
Y luego tu labor social. Toda tu vida pensando en los demás. Como no puedes estar inactivo, terminas tu etapa política y te pones al frente de Cáritas de Tomelloso, llevando a esta maravillosa institución todo tu buen saber hacer, todos tus valores y todo tu esfuerzo por conseguir que las personas más vulnerables de nuestra sociedad tuviesen una vida más digna. Dejaste también en Cáritas un recuerdo y un legado que hoy en día continúan desarrollando los que te sucedieron en las labores de dirección. Terminas en Cáritas y te incorporas a la Junta Directiva de AFAS… ¡qué cantidad de cosas has hecho en AFAS por el colectivo de las personas con discapacidad!. Los Encuentros con (cuántos hemos hecho… ¿veinte, por lo menos?, jornadas de familias, cursos de formación y un largo etcétera. Como siempre en todos los sitios por donde has pasado, proponiendo un torbellino de ideas.
Tengo muchos recuerdos contigo, Ramón. ¿Sabes lo que voy a hacer estos días? Voy a reorganizar los innumerables escritos, artículos y documentos que a lo largo de muchos años me has ido pasando. Con la relectura de ellos voy a seguir aprendiendo más cosas aún de ti.
Hoy nos has dejado Ramón por esta maldita enfermedad que nos está asolando a todos. No sabes cuánto te voy a echar de menos, hermano. A pesar de todo y de la distancia que separa este mundo de ese otro en el que tú descansas ya en paz, seguiremos teniendo esas largas conversaciones juntos, necesito seguir oyendo tus sabios consejos, me tienes que seguir guiando como los has ido haciendo desde el mismo momento en el que nos conocimos.
Quiero tener también un recuerdo y enviar un abrazo muy especial a Mercedes, a Sara, a María, a tu hermana Aurelia y a tu padre. Has dejado un hueco muy grande en sus vidas pero estoy convencido que desde el Cielo seguirás apoyándoles como lo has hecho durante toda tu vida en La Tierra.
Hasta siempre Ramón. Un beso enorme de tu Berna, como a ti te gustaba llamarme.
Bernabé Blanco Lara