Los últimos datos sobre empleo nos muestran que la crisis que ha generado la pandemia por Covid-19 ha impactado con dureza en toda la población, pero especialmente en las personas con discapacidad. Según el Informe 6 del Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo (Odismet), la contratación de personas con discapacidad cayó un 30% durante 2020. El impacto de la pandemia ha supuesto el final de siete años de mejora continua en el empleo de personas con discapacidad y la destrucción de empleo sigue en el primer trimestre de 2021.
En el caso de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, esta realidad todavía es más dura, ya que ellas ocupan las tasas más bajas de actividad y empleo comparadas con las que presentan el resto de las discapacidades. Si ya tenían significativas dificultades para acceder al mercado laboral, la pandemia las ha acentuado al sumar cambios como el teletrabajo o la digitalización, que han acrecentado la brecha digital existente.
En Aedis creemos que no podemos permitir que la Covid-19 suponga un retroceso en las conquistas que habíamos alcanzado en los últimos años y que es fundamental que se tomen medidas urgentes para que las personas con discapacidad y, sobre todo, las que tienen mayores necesidades de apoyo adquieran habilidades clave y sean competitivas en el nuevo entorno de trabajo.
Para ello, planteamos una serie de acciones tanto en el empleo protegido como en el empleo ordinario con el fin de que estas personas no se queden atrás y tengan oportunidades laborales.
En primer lugar, instamos a las diferentes administraciones a que apoyen a los Centros Especiales de Empleo de iniciativa social, ya que durante el último año han realizado un gran esfuerzo para mantener los puestos de trabajo, como quedó plasmado en las diferentes encuestas que Aedis realizó a sus socios en 2020. Está demostrado que son una herramienta eficaz para la inclusión, el mantenimiento y la promoción de las personas con discapacidad en el mercado laboral. Estas empresas aseguran la cobertura de las necesidades del proyecto laboral de las personas facilitando su acceso a un empleo remunerado, a la seguridad en el lugar de trabajo y a la protección social a través de la participación, la igualdad y la equidad de trato desde una óptica de desarrollo personal y social.
Desde Aedis planteamos asimismo una serie de propuestas para promover el acceso al empleo ordinario de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo y aumentar así su participación:
- Establecer medidas que aseguren el cumplimiento de la cuota de reserva del 2% en la empresa privada y en la empresa pública e incrementar el porcentaje para las personas con especiales dificultades, garantizando la accesibilidad en las ofertas de empleo público
- Realizar un desarrollo normativo que regule diversos apoyos para las empresas y los trabajadores con discapacidad en los procesos de envejecimiento
- Promover una formación adaptada, homologada, con más variedad y compatible con el empleo, apostando por la FP Dual, de Grado Medio y Básica, así como cualificaciones profesionales homologadas, itinerarios personalizados y que se permita certificar las competencias adquiridas con la experiencia práctica y vías no formales de formación
- Revisar la regulación de los servicios que promueven el acceso al empleo ordinario a través del Empleo con Apoyo, Empleo Personalizado u otras metodologías que favorezcan una adecuada incorporación y mantenimiento del puesto de trabajo, además de incrementar su financiación
- Revisar las ayudas y prestaciones económicas dirigidas a las personas con discapacidad de forma que no desincentiven la actividad laboral
- Aumentar la accesibilidad al empleo mediante el uso de métodos de accesibilidad cognitiva, así como la creación de figuras de apoyo en el puesto de trabajo.
Se necesita, en definitiva, revertir pronto esta situación que estamos viviendo a nivel global como consecuencia de la pandemia del Covid-19. Los Centros Especiales de Empleo de iniciativa social están haciendo lo indecible para, al menos, mantener los niveles de empleabilidad previos a la crisis y, aquí, se hace obligatorio seguir apoyándolos para volver a la senda del crecimiento del empleo a través de esta figura que tantos éxitos nos ha dado. Y, por otro lado, debemos continuar avanzando para aumentar las oportunidades de empleabilidad para las personas con discapacidad. Ese es el reto y, para conseguirlo, se hace imprescindible tener una altura de miras, buscar soluciones y alternativas dentro del movimiento asociativo de la discapacidad y contar con la complicidad imprescindible de las administraciones públicas, así como de los agentes sociales.